Sin duda, soy un tipo con suerte. Pero no es que haya tenido «un golpe de suerte»… es que tengo una suerte buena y consistente desde hace mucho tiempo.
Muchos de nosotros podemos empezar identificando lo afortunados que hemos sido de nacer en una país del primer mundo, en un sitio estable, sin guerras, en una sociedad que más o menos nos protege bastante a todos, con sanidad, con educación, y con unos ciertos mínimos que no solemos valorar en nuestro día a día pero que, puestos en perspectiva y con todo lo que hay por ahí… es sin duda para estar muy agradecidos. Pero además yo en particular he tenido siempre muy buena suerte. En serio, no estoy preparando ninguna broma ni voy a usar este tema como excusa para posturear o alardear de que me va bien la vida.
Para empezar, soy un tío bastante inteligente. Eso me decían mis profesores desde pequeño. Es verdad que en casa, y mis amigos, me decían, y me siguen diciendo, que soy muy listo para unas cosas y muy tonto para otras. Pero he conseguido que mis amigos y mi familia me quieran también en mis cosas tontas y, gracias a las listas, he podido estudiar y luego trabajar de lo que me apetecía. Conozco mucha gente inteligente, reconozco cuando lo son en algo concreto mucho más inteligentes que yo. Pero tengo una inteligencia variada y creo que tengo la buena suerte de no creerme nunca más de lo que realmente soy. Eso me ayuda a cambiar de opinión, a aprender de otros y a ver las cosas en conjunto que, con el tiempo, es lo que más me ha servido por ejemplo en mi trabajo.
Lo segundo con lo que tuve suerte fue con mis amigos ya desde la adolescencia… Esos que me querían con mis cosas buenas y mis cosas malas y ni me tenían envidia por las primeras ni me apartaban por las segundas. Esos que me hacían sentir parte de un grupo donde cada uno éramos distintos y todos nos necesitábamos a todos.
Sin duda con lo que más suerte he tenido en mi vida es con mi mujer… Pude conocerla precisamente gracias a mi mejor amigo, ya que era su hermana. Estuve varios años pensando que era para mí un sueño inalcanzable. Un día me atreví, aprovechando que los dos estábamos un poco más contentos de lo normal, y me arriesgué a poner en peligro nuestra amistad al declararme. Me quedé alucinado cuando dijo que ella también me quería. Nunca pensé que pudiera ser así. Esa noche no dormí, deseando que llegara el momento de verla de nuevo y poder preguntarle de nuevo para estar seguro, porque no tenía sentido que ella me eligiera a mí. Desde entonces ella es mi vida. Ella sí que es quien más me aguanta con todo eso para lo que sigo siendo muy malo. Ella sí que se ha sacrificado por mí y por nuestros hijos, y sólo espero que nunca cambia de opinión, me siga aguantando con mis líos, con mis obsesiones, con mis despistes, con mis limitaciones… y que podamos envejecer juntos durante mucho tiempo. Estar con mi mujer fue lo que me hizo pensar que todo es posible y que merece la pena intentar cualquier cosa que nos haga mucha ilusión, por difícil que parezca.
Con nuestros 3 hijos, no es que esté orgulloso de ellos, es que la mayor parte del tiempo soy admirador suyo porque yo me recuerdo a sus distintas edades y me dan mil vueltas en todo… Se lo digo mucho menos de lo que quizá ellos querrían pero ser padre a veces implica ser bastante ‘coñazo’ porque uno intenta que se ahorren pasos, errores, disgustos, frustaciones que uno pasó o identifica con más perspectiva pero lo cierto es que cada uno tiene que pasar las suyas propias y ellos no dejan de darme satisfacciones unas detrás de otras. (No sé si llegarán a leer esto y sentirán vergüenza ajena de su padre poniendo estas cosas en público pero lo que sí espero es que no les pille por sorpresa escuchar que estoy orgulloso y feliz de ser su padre).
En mi vida profesional he sido una persona curiosa, inquieta… que me he gustado siempre estudiar cosas distintas, asociarme con gente que sabía mucho de otras cosas, que me han complementado siempre, y con las que he podido aprender y crecer en muchas facetas. He trabajado en lo que me iba gustando, he ido haciendo las cosas como me apetecía hacerlas, porque creía en que lo importante del trabajo no es el resultado sino hacer el trabajo como uno quiere hacerlo… Y con el tiempo resulta que he tenido suerte con el sector en el que estoy (donde hay mucho trabajo, buenas condiciones, gente lista, capacidad de inventar y transformar el entorno…) y resulta que he tenido suerte con el estilo de empresa que he construido, basada en las personas, y que con el tiempo resulta que es lo que funciona y lo que todo el mundo necesita. De nuevo, no formaba parte de un gran plan hace 20 años…yo sólo quería rodearme de un tipo de gente y hacer las cosas de una determinada manera y hoy resulta que tenemos algo valioso y escaso que funciona bien.
Con la salud también creo que he tenido suerte… Nunca tuve un físico especialmente bueno, por ejemplo no fui nunca bueno con los deportes, pero he estado pocas veces enfermo, aguanto bastante bien el stress, puedo aguantar sin comer o sin dormir y luego recuperarme bien… Aunque me suele doler la cabeza a menudo, he aprendido a convivir con ello. Mis problemas médicos han sido más bien de huesos … varios huesos rotos, hernias lumbares… y afortunadamente, me ha tocado vivir en un siglo en el que los carpinteros óseos me han arreglado perfectamente todos mis desperfectos hasta la fecha. Doy gracias por haber nacido en una época en la que hay anestesia y un buen cirujano te arregla un disco en la espalda y vuelves a tu vida normal en un par de semanas. Supongo que hace un par de siglos habría sido un inválido en una silla de rueda desde los 45 años.
Por decir algo en lo que no he tenido suerte… no tengo ninguna creencia religiosa… Sé que es un handicap. Sé que hay momentos concretos en los que sería bueno tener fe en algo superior. También creo que es más difícil buscar un sentido a la vida sin poder recurrir a esos propósitos superiores y que quizá es una fortaleza interior que hace enfocar el día a día con mayor ilusión, pero me exceso de racionalidad me impide rendirme a algo que me parece una solución fácil y buena pero poco verosímil.
Por último, por terminar con este repaso de todas las cosas por las que me siento tan afortunado, creo que una de las mayores ventajas que tengo es que valoro las cosas que tengo y siempre creo tener más de lo que necesito. No tengo muchos hobbies, no necesito hacer cosas extrañas, no me aburro, me entretengo fácilmente con cualquier cosa. Me gusta hablar con cualquier persona y tampoco tengo problema en estar sólo o más aislado en otros momentos. Hace tiempo que mi vida no cambia ya porque ganara más dinero. Aunque mi trabajo me obliga a mantener vida social, no tengo interés en ser conocido por más gente, y sí me gustaría pasar más tiempo con algunas personas a la que veo menos de los que me gustaría. No envidio la vida ni el trabajo de nadie. Admiro muchas cosas particulares de muchas personas pero me siento bien con cómo voy gastando mi vida.
Estoy tranquilo y a la vez me ilusiono con iniciativas mías o de otros. Me gusta ayudar a que los demás tengan oportunidades de hacer lo que les gusta. Me gusta mezclar gente, presentarles cosas en las que yo puedo servirles de enlace.
Supongo que tener una vida tranquila de preocupaciones importantes como la salud de mi familia, o la estabilidad emocional me ha permitido tener una vida más activa laboralmente y hacerlo enfocado en lo que me apetecía hacer y no en lo que quería conseguir me ha hecho sobrepasar mis expectativas en todos los aspectos profesionales hasta la fecha.
Casi todo ha sido suerte. Mi inteligencia no es algo que yo haya conseguido con mi esfuerzo. Mis amigos podrían haberme influido mal. Podría no haber conocido nunca a mi mujer. Podría haberse cansado de mí (es casi lo único que me preocupa de manera recurrente). Podría haber tenido hijos con problemas. Podría haber tenido enfermedades en mi familia. Podría haberme equivocado enfocando mi energía en una profesión que no me permitiera ganarme la vida. Podría haber tenido mala suerte en los negocios (como he visto a muchos compañeros más capaces que yo). Podría haber sido una persona más ambiciosa donde todo lo que fuera consiguiendo en la vida le hubiera parecido poco. Quizá, con toda esa mala suerte, habría terminado siendo más religioso. Pero, gracias a Dios ;-), me considero de momento una persona muy afortunada.
Doy fe de lo que cuentas. Tu mujer es maravillosa, sé por mi hermana, que te aprecia y admira muchisimo , cómo eres tú. Sinceramente , como paisana y conocida , me siento orgullosa de conocer a una persona que ama lo que haces, que cree en las personas. Me alegra ver como, además eres agradecido con lo que la vida ( o Dios aunque no creas) te ha dado. Sigue disfrutando de todo, te lo mereces, Jose Luis. Un abrazo enorme.
Desde luego la estabilidad emocional es clave para poder disfrutar de todo lo que hagas y poder afrontar todo tipo de proyectos.
Sobre el tema religioso, siempre he preferido hacerme preguntas que sé que no tienen respuesta, a aceptar una respuesta que no me convenza y que, además, no me permita hacerme más preguntas.
Estupendo artículo. Un saludo
Si fuera tu hijo, me gustaría que estas reflexiones no quedaran flotando como bits que algún día se llevará el viento, José Luís. Tomaría un papel (reciclado) y las pondría por escrito, con la esperanza de que tus hijos las pasen con cariño a tus nietos.
Creyentes o no, a todos nos gustaría dejar algo bueno a los que vienen detrás, y algunas de las cosas que compartes con el éter valdría la pena preservarlas un poco.
Algunos tenemos tambien la suerte de conocerte y compartir proyectos.
Ah!, por cierto, para lo de ser mas religioso (tambien una suerte inmerecida) siempre se está a tiempo.
Enhorabuena José Luis.
La vida es una tragicomedia con un triste final, asumiendo el final, el resto, con tu suerte, es para disfrutar.Un saludo
Enhorabuena José Luis.
La vida es una tragicomedia con un triste final, asumiendo el final, el resto, con tu suerte, es para disfrutar.Un saludo
[…] parte, a raíz de mi post “soy afortunado“, tuve la fortuna de que me entrevistaran en RNE Extremadura… […]