Según la RAE (Real Academia de la Lengua), lo primero que vemos al consultar el significado de la palabra «emprendedor» es que se trata de un adjetivo, y no de un sustantivo. El adjetivo significa «que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas» (referencia RAE).
Entonces, les pregunto… señores políticos y metatrabajadores (esta palabra me la invento yo si es que no existe ya, y es para los que trabajan sólo hablando del trabajo de los demás)… ¿por qué pensamos que emprendedor es una alternativa a parado, o a autónomo, o a empresario, o a jubilado, o funcionario…? Todos estos aplican como sustantivo cuando hablan del status laboral de una persona. O ¿por qué pensamos que son un complemento a «empleo» que es un sustantivo (escaso eso sí)? Empleo y Emprendedores. Es como si dijéramos «Parados y pesimistas», o «Autónomos y solitarios» o «Funcionarios y conservadores…» Hay correlaciones que hacen que estos sustantivos y adjetivos se unan a menudo, pero no mezclemos como arma de despiste.
Los «fomentadores de empleo» se han adueñado de una palabra que es una actitud (normalmente positiva ante los riesgos que nos presenta la vida en cualquier ámbito) para convertirla en una supuesta tabla de salvación al drama del paro. Están consiguiendo desgastar tanto la palabra que en breve volveremos a verlo con un calificativo peyorativo para alguien que no tiene otra cosa mejor que hacer. En el pasado la connotación del adjetivo era negativa respecto a los negocios, se decía que una persona era emprendedora o aventurera cuando se liaba la manta a la cabeza con demasiada facilidad. Evidentemente era una percepción muy negativa que nos ha pasado factura dado que inhibía a mucha gente con ganas de hacer, con ganas de cambiar y ganas de crear.
Pero hoy nos hemos ido al otro extremo. ¿no se puede ser funcionario emprendedor? Yo supongo que sí, que se puede ser emprendedor dentro de cualquier empresa, dentro de cualquier actividad personal o familiar y no sólo laboral. Por el mismo motivo que se puede ser funcionario inquieto, o funcionario optimista, o funcionario creativo (aunque no abunden). Pero hoy el adjetivo emprendedor está quedando estigmatizado pegado cada vez más al sustantivo «parado», y a las personas que no tienen una mejor alternativa profesional.
Se puede ser parado emprendedor, y también profesor emprendedor, y ejecutivo emprendedor. Yo personalmente me considero empresario emprendedor. Empresario (con perdón) porque he conseguido formar y dirigir algunas empresas que ya funcionan y generan empleo, y emprendedor porque intento gestionarlas en una actitud continua de adaptación al cambio, de creación y de regeneración constante, de riesgo y apuesta permanente por asumir retos como única fórmula de supervivencia.
Sin embargo hace meses que pido que nadie me llame emprendedor, ni me invite a más charlas para dar consejos de emprendimiento. No me molestaba hasta hace poco, al igual que podían decir que soy alto, o pelirrojo, o creativo, o optimista…. Algunas actitudes vitales pueden ayudar en los negocios. Pero una actitud ante la vida no es una solución profesional, ni está restringida a los que no tienen empleo. Es una actitud que le pido a todos mis colaboradores y amigos profesionales, quieran montar una nueva empresa o quieran mejorar la empresa en la que trabajan probablemente por cuenta ajena.
Actitud emprendedora? Sí!, ¡ por supuesto! … Con el talento de este país, si le sumamos este cambio de actitud en cada cosa que hacemos, no tenemos nada que envidiar a nadie.
Status de emprendedor?… No lo veo. Parece que hay tres posibilidades para que el que se quiere etiquetar así cuando se refiere a un autónomo:
– el 80% fracasará en 4 años (y no creo que nadie quiera cambiar al status de fracasado);
– o bien no conseguirá que su iniciativa prospere pero se las ingeniará para reconvertir su idea de manera ilimitada para permanecer en el glamuroso status de emprendedor de por vida (como el estudiante de por vida que acumula Masters como forma de ganar tiempo por la falta de opciones laborales)….
– y la tercera opción, conseguirá finalmente que su empresa funcione, y genere empleo para otros,… Bien!! Pero la mala noticia es que en este caso creo que la palabra emprendedor empieza a estar mal vista a partir de ¿50? ¿200 trabajadores? y tarde o temprano uno tiene que cambiarse el status a empresario (con perdón). Esta última fue, afortunadamente, mi situación hace tiempo que pasé de ingeniero emprendedor a empresario emprendedor. Quizá si no nos hubiéramos encargado de asociar tanto el sustantivo empresario con el adjetivo cabrón explotador, no tendríamos ahora que inventarnos nuevas palabras. Bien mirado, un emprendedor es alguien que quiere llegar a ser empresario. Y al fin y al cabo son los empresarios (y no los políticos) los únicos que crean empleo.
Señores, emprendan, por favor, pero como actitud ante la vida, mejorando su empleo actual o creándose uno nuevo si quieren. Pero recuerden que ser emprendedor no es un status, es sólo una actitud o un modo de trabajar, o un modo de buscar trabajo, o un modo de mantener tu trabajo reinventándolo cada día.