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Prólogo del libro «Futurizable» sobre el trabajo del futuro

El amigo Javier Martín acaba de sacar a la venta el libro Futurizable con un completo e interesantísimo compendio de artículos sobre tecnologías y tendencias que marcarán nuestro futuro inmediato.

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El libro estará en breve disponible en papel y ya lo podemos conseguir en formato digital en Amazon en formato .mobi para dispositivos kindle o en Dropbox en formato PDF y epub para otros lectores de libros electrónicos. Los suscriptores de la newsletter Futurizable pueden descargarlo de forma gratuita.

Javier me pidió que realizara un prólogo para su libro y él mismo eligió uno de los temas de los que ya había hablado en mi blog. Os dejo, a continuación, el prólogo sobre el futuro del trabajo.

¿Habrá trabajo para todos?

Cada vez que hablamos de todas las tecnologías que provocan cambios con aceleración exponencial tenemos la sensación de estar en ese momento clave, ese famoso punto de inflexión (tipping point) en el que, de la noche a la mañana, nada será igual y no habrá sector o industria que no tenga que ser reinventado.

Es verdad que en las próximas décadas, gracias a la combinación de diferentes tecnologías cada vez más abundantes o baratas, vamos a tener que enfrentarnos a nuevos retos muy relevantes: estaremos cerca de la energía global accesible y gratuita, de la esperanza de vida casi ilimitada y de una superinteligencia capaz de racionalizar y optimizar complejos problemas globales que hoy no somos capaces de abordar.

Pero la sensación de vértigo no es algo nuevo. Muchos de nuestros antepasados tuvieron estas mismas sensaciones desde hace siglos. La sensación de aceleración continua es una constante en toda nuestra historia, la derivada de la función exponencial «e elevado a  vuelve a ser «e elevado a . Dicho de otra manera, aplicando una escala local o una perspectiva histórica que relativice las cosas, muchos antepasados sentían estar, al igual que nosotros hoy, en ese momento clave a partir del cual nada sería igual.

Si pensamos en algunas de las revoluciones que hemos superado en nuestra historia, podríamos imaginarnos algunas de las preocupaciones de nuestros antepasados: “a este paso ya no vamos a tener que salir a cazar todos los días”, “¿no va a ser necesario ir a por agua?”, “cuánto tiempo libre, ¿para qué?”, “con la automatización de la agricultura no van a ser necesarios tantos agricultores ni ganaderos, ¿a qué nos vamos a dedicar?”, ¿máquinas fabricando objetos?, ¿qué va a ser de los trabajadores de la industria?”, “¿máquinas que controlan, conducen, gestionan o piensan casi como personas?, ¿qué vamos a hacer con los taxistas, los médicos o los dependientes?”.

Imaginemos un diálogo ficticio entre: (A), un tátara-tátara-…-tátara abuelo, nacido hace 200 años; y (B), uno de nuestros sobrinos milenials.

(A): Estoy muy preocupado porque no sé qué oficio va a heredar mi hijo. Trabajo en un taller donde se fabrican enseres de metal para la casa y cada vez hay más máquinas que empiezan a producir los objetos en menor tiempo y somos menos los obreros necesarios. Ahora las máquinas empiezan a tener elementos eléctricos que además permiten hacer las cosas de forma más automática todavía.

(B): Pues yo estoy preocupado por mi propio futuro. Trabajo como comunity manager en una empresa de la industria del sector turístico y ahora están empezando a incorporar unos bots que generan contenido automático en función de nuestras ofertas y que directamente contestan a los clientes que nos consultan dudas.

(A): ¿Qué es el sector turístico?, ¿de quién eres manager exactamente?, ¿qué es un bot?… Mejor empieza por el principio… ¿qué es lo que fabricáis en tu empresa? Bueno, como tu trabajo parece demasiado avanzado y puede que no lo entienda, cuéntame qué otros tipos de trabajos hay en tu época, igual me valen para coger ideas sobre qué debo empezar yo a prepararme. ¿Por ejemplo, de qué trabajan tus hermanos?

(B): Pues mi hermano menor ahora organiza campeonatos de eSport. Tuvo éxito como comentarista de partidas de fútbol en YouTube, luego fue manager de uno de los equipos de la liga en un operador móvil. Le va bastante bien, en la última edición tuvieron 350.000 seguidores del partido.

(A): Vaya. Suena impresionante. YouTube supongo que será una ciudad muy grande y lo de eSport supongo que será algún deporte. Otro día me cuentas lo del que opera de manera móvil. He oído hablar del juego del fútbol pero no sé qué es el deporte aparte de algunos juegos. Y lo que más me extraña es ¿cómo consigue tu hermano ganar dinero haciendo deporte? Tienes algún familiar que tenga algún otro trabajo que sea más fácil que yo pueda entender y aprender.

(B): Bueno, aunque para la mayoría de trabajos hay que tener preparación en cosas muy sofisticadas, hay algunos otros que yo creo que sí podrían ser más sencillos de entender. Mi primo era asesor de imagen de un político y ahora ha montado una empresa que organiza eventos y convenciones. También tiene un equipo de personal shoppers y ahora se ha asociado con unos arquitectos de interiores y están empezando a diseñar y personalizar espacios para ferias virtuales.

(A): Déjalo… no entiendo cómo pueden pagar por organizar esas cosas, o por ayudarte a hacer la compra… Creo que no me puedes ayudar mucho porque eres demasiado avanzado para mi tiempo… Si te parece, dejamos que siga hablando el narrador a ver si voy pillando algo.

Y así volvemos con nuestra gran preocupación: a qué nos vamos a dedicar dentro de 10 o 20 años, cuando un robot pueda ser nuestro camarero, o nuestro enfermero, o nuestro cocinero; o cuando un programa de software empiece a sustituir a nuestro médico de cabecera, a nuestro director financiero, a nuestro taxista, a nuestro teleoperador o a nuestro locutor de radio.

Si miramos hacia el pasado vemos que en los últimos dos siglos nos hemos inventado y desarrollado, de manera muy sofisticada, nuevas industrias que no satisfacen necesidades básicas como la fabricación de objetos o alimentos.

¿Cómo explicamos a uno de nuestros antepasados la gran importancia que tienen en nuestra economía mundial la industria del turismo, o la industria del cine, de la televisión, el internet, los móviles, la gastronomía, el deporte, la moda, o la industria de la música, el teatro, la danza, o el ecommerce, los influencers, los youtubers, los videojuegos, la industria de la publicidad…? Las llamamos industrias porque tienen un modelo de negocio económico, pero no por la capacidad de fabricación de objetos materiales. Por otro lado, los servicios inmateriales que venden están basados en otros bienes y servicios inmateriales igualmente, por lo que no existe ya ese límite de recursos para comerciar.

Imaginemos cómo explicarle a nuestro antepasado (A) acerca de la cantidad de gente, tiempo y trabajo necesarios para realizar una película actual, o sobre el ingente número de colaboradores y tiempo invertido en documentar los cientos de webs que recogen todos los detalles de las sagas de ficción “StarTrek”, “Harry Potter” o “Los Simpsons”.

Os propongo que intentemos responder a las preguntas que podría plantearnos nuestro antepasado y comprobaremos que estaremos respondiendo a las mismas preguntas que hoy nos planteamos nosotros acerca de nuestro futuro.

“¿Dónde vamos a encontrar o crear esos nuevos espacios de bienes para la nueva economía?”

Al igual que internet ha sido un nuevo espacio (creado sin límites geográficos, con sus propias normas, idioma, monedas y modelos de negocio) sobre el que se han construido un montón de nuevas industrias y empresas, imaginemos las posibilidades que nos darán los distintos mundos virtuales cada vez menos distinguibles del mundo real. Centrémonos sólo en la nueva industria del ocio virtual, ¿cuántos decoradores, asistentes personales, asesores, guías turísticos, profesores, diseñadores de personajes, estilistas, iluminadores, guionistas o directores pueden hacernos falta en el futuro para dar contenido a los mundos de fantasía que puedan desarrollarse en espacios virtuales que todo el mundo se pueda inventar?

“¿Llamaremos a eso trabajo?”

Pregúntale a (A) si lo que hacemos hoy para ganarnos la vida, lo considerarían un trabajo hace un par de siglos.

“¿Nos pagarán por ello? “

Puede que sí o puede que no. Si es que no, será porque hemos alcanzado un nivel de cobertura social y económica en la que cobrar por “esos trabajos” pueda llegar a ser algo opcional. O bien porque el dinero haya ido perdiendo valor para la mayoría de bienes y servicios de primera necesidad.

“¿Cómo de rápido habrá que adaptarse?, ¿nos dará tiempo a reciclarnos?“

Es más fácil predecir el futuro de dentro de 20 años que el de dentro de 5 años ya que a corto plazo hay multitud de variables, coyunturas, como por ejemplo los temas políticos o regulatorios que pueden adelantar o atrasar los cambios económicos y sociales impulsados por los cambios en la tecnología. Nos esperan muchos conflictos y resistencias de todos aquellos colectivos que hoy siguen pensando que tenían un trabajo o carrera profesional que les duraría toda su vida.

La forma más segura para no ser incluidos en los colectivos de profesionales que más sufrirán en los próximos años es precisamente no pensar que nuestro trabajo es para toda la vida. Debemos ir olvidando lo de trabajar “de lo nuestro”, lo de tener el futuro asegurado porque un día conseguimos una licencia, aprobamos una oposición o nos hicieron un contrato fijo.

Cuando rediseñemos el concepto de “jubilación” profesional, dejaremos de aferrarnos tanto a defender esos trabajos que hoy van quedando desfasados pero que necesitamos que nos duren hasta llegar a una edad de jubilación.

Lo más valioso será nuestra capacidad de aprender rápido, de adaptarnos a los cambios. Viviremos profesionalmente cada vez más ciclos donde combinaremos formación y ocupación cada pocos años. En cada iteración pivotaremos sobre algo que sabemos hacer y algo que nos gustaría saber hacer. Si tenemos suerte, convertiremos nuestros hobbies en nuestras siguientes profesiones. Contaremos cada vez con más ayuda de máquinas que nos entrenen para ser lo que queramos ser. Adaptaremos nuestra vida profesional a la extensión cada vez mayor de la esperanza de vida. Puede que a los 30 años nos encante ser algo parecido a un programador informático, a los 60 años algo parecido a un médico, a los 90 algo parecido a un político y a los 120 años algo parecido a un filósofo o un historiador.

“¿Será necesario trabajar?”

No como obligación. No para alimentarnos o sentirnos seguros.

“¿Habrá trabajo para todos?”

Como hemos explicado con algunos ejemplos sencillos, añadiremos cada vez un mayor nivel de complejidad o sofisticación por el que crearemos trabajos para todos los que quieran trabajar.

Espero que todos quieran trabajar, porque dejará de ser un elemento de necesidad básica para convertirse en un estímulo, un modo de sentirnos parte de un grupo social, sentirnos únicos, distintos, sentirnos vivos gracias a la capacidad de reilusionarnos con nuevos retos y de hacer cosas relevantes, valiosas e importantes para los demás.

¿Cuáles serán los trabajos más valiosos?

Los que combinen una aproximación humanista y científica para abordar la gran cantidad de retos éticos y filosóficos que se generarán en torno a la creación, modifcación y mantenimiento de la vida, y acerca de nuevos modelos de convivencia (económica, social, política y religiosa) que respeten la diversidad y optimicen la abundancia de recursos de una forma sostenible.

¿Podríamos enumerar algunas profesiones a las que veamos mucho potencial en 15 o 20 años?

No. No quiero ponerme colorado leyendo este libro dentro de 10 años. Basta mirar las profesiones más demandas hoy y comprobar que no podían ser ni siquiera definidas hace 10 años. Intentemos ser creativos pero no meramente ocurrentes esforzándonos con una lista de profesiones rimbombantes como “científico de datos especializado en psicología de robots mineros en Marte” porque podríamos ser ocurrentes pero no acertaremos demasiado.

¿Cuáles serán las habilidades o capacidades más necesarias en esos trabajos del futuro?

Necesitaremos una base técnica-científica, (ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería) para entendernos con nuestras nuevas herramientas (nuestras máquinas inteligentes del futuro) y necesitaremos potenciar mucho más nuestras capacidades de entendimiento y trabajo en equipo, de comunicación con máquinas (para transmitirles un plan o unos objetivos), de comunicación con personas (para construir con ellos visiones colectivas y para motivarles e ilusionarles con un fin que merezca la pena), y nuestra creatividad para plantear las preguntas correctas y plantear las necesidades a resolver que sean realmente oportunas.

“¿Por dónde empezamos?¿cómo nos preparamos para este futuro lleno de incertidumbre, de cambios y de retos?”

En primer lugar, estando atentos para conocer y entender, en la medida de lo posible, las principales tendencias y revoluciones tecnologías que actuarán de palancas de transformación en los próximos años. Para ello, este libro es, sin duda, una magnífica recopilación del estado del arte en numerosas tecnologías disruptivas, así como de tendencias y ejemplos que no sólo nos anticipan ese futuro que nos espera, sino que, ojalá, también nos inspiren para que seamos nosotros quienes tomemos las riendas de ese futuro en el que, como siempre, casi todo vuelve a estar por inventar.

José Luis Vallejo, CEO de Sngular

 

El IoT, mucho más de lo que hoy imaginamos

En mi empresa (Sngular) arrancamos el año con el lanzamiento de una nueva competencia: El Internet de las cosas (Internet of Things o IoT para los amigos). Pensamos que tenemos ya en la empresa todas las capacidades necesarias para combinar en hardware, software, cloud computing, data analytics, cognitive computing, machine learning… de forma que podamos ofrecer soluciones innovadoras en IoT y en especial al sector industrial, que ahora se enfrenta a la llamada cuarta revolución o Industria 4.0 y en el que ya hemos hecho una decena de proyectos muy interesantes.

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Pero hoy no vengo a hablar de Sngular, quiero aprovechar para hablar un poquito de qué debemos entender o esperar de esto del IoT porque se tiende a banalizar lo que, a mi juicio, es el inicio de toda una nueva gran revolución en todos los sectores. 

En la mayoría de los casos, cuando se piensa en ‘Internet’, se piensa automáticamente en ‘la web’, pero eso es como si cuando a uno le preguntases qué es la electricidad pensase únicamente en una bombilla que da luz y no viera que la bombilla es sólo uno de los muchos usos de la electricidad.

Como todos sabemos, con la electricidad, además de poder generar luz (con una bombilla o un led), también podemos generar calor (con una resistencia) o movimiento (con un motor eléctrico que puede mover un ventilador, un coche, una grúa o un ascensor).

De igual manera, Internet es la infraestructura, los protocolos y estándares que nos dan la capacidad de intercambiar información digital a nivel mundial. Encima de esta capacidad de comunicación, se desarrollaron multitud de servicios (para transferir ficheros, para mandar correos electrónicos, o para navegar por la web de contenidos que últimamente se han convertido en aplicaciones vistosas donde el formato ha triunfado sobre el contenido).

Por ello, dado que pensamos en web al hablar de Internet, nos hemos vuelto a inventar otra palabra, el «cloud» o la nube, para cuando Internet no tiene interfaz para los humanos, para cuando sólo nos queremos referir a la capacidad de almacenar todo en la red, proporcionando acceso universal desde cualquier dispositivo, y añadiendo además a la propia red ordenadores servidores para el procesamiento de dicha información de manera mucho más potente y eficiente que procesando la información con los ordenadores de las empresas o usuarios de la red.

Ya hemos hablado de lo que se nos viene a la cabeza por Internet pero, ¿qué pensamos sobre «las cosas»? Normalmente pensamos en los aparatos y máquinas más domésticos que tenemos a nuestro alcance y que manejamos directamente (el frigorífico, el coche, el móvil, la lavadora, o las luces y persianas de nuestra casa). 

Por eso, cuando se habla de Internet de las cosas, la noticia del telediario solía ser hasta hace poco la de una pantalla táctil para navegar por Internet desde la puerta del frigorífico (que coincidiréis conmigo en que es el lugar en el que más cómodamente uno puede consultar las redes sociales o las recetas de cocina o hacer la compra de los huevos que vemos que faltan en el frigorífico). También nos imaginamos un Internet de las cosas que se limite a ampliar las funciones de nuestra pantalla del coche para reproducir mis canciones favoritas desde Spotify. Y no digamos la maravilla que supone que con el móvil podamos decirle de camino a casa que el horno se encienda para que el pollo esté a punto cuando lleguemos al hogar. Se da por hecho que la preparación previa del pollo es lo de menos.

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Sin duda, esa capacidad de conectar nuestras cosas, nuestros cacharros, para que sea más fácil manipularlos, parece revolucionaria y cómoda, pero os aseguro que ese no es el IoT que lo va a revolucionar todo; tendemos a simplificar, pensando que esto de las cosas inteligentes sólo se aplica a lo que nosotros usamos, cuando la mayoría de las cosas que se van a ir haciendo inteligentes van a empezar a «hablar» entre ellas, sin que nosotros nos enteremos ni intervengamos de ninguna manera: un semáforo con un coche, un coche con otro coche, un candado o una alarma con una cámara que reconozca una cara, un sensor de humedad y un GPS con un tractor que se conduzca sólo, un contenedor de basura con un camión de basura…

Es ese «Internet silencioso», el que no tiene interfaz gráfico para los humanos, el cloud que se limita a conectar todo, a almacenar la información de todo… y la conexión al cloud de trillones de dispositivos, sensores, máquinas, microprocesadores o pequeñas inteligencias repartidas por todas las máquinas cada vez más autónomas, máquinas que no son ya manejados por personas, máquinas que hablan con máquinas (M2M o Machine to Machine); ese Internet, decíamos, es realmente el que va a revolucionar la industria en la llamada cuarta revolución industrial o Industria 4.0.

Para simplificar, la primera revolución industrial fue la facilitada por la máquina de vapor, la segunda por la electricidad, la tercera por la electrónica e informática, y la cuarta es la que facilita internet por la que se mezclan máquinas físicas y lógicas, las máquinas hablan con las máquinas (M2M), y empezamos a hablar de cyberObjetos (objetos inteligentes y conectados), o de Internet for Everything o Internet de las Cosas (IoT) que son únicamente nombres marketinianos de los que nos vamos aburriendo sucesivamente.

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Os pongo algunos ejemplos sencillos que ya son posibles con la tecnología actual y que irán inundando nuestras vidas, nuestros objetos, nuestros edificios, nuestras fábricas, nuestros hospitales, nuestras escuelas, nuestras ciudades de manera progresiva e imparable.

El cerebro de un ascensor

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El cerebro del ascensor sabrá en qué estado de desgaste están todas las piezas del sistema, según su uso; enviará informes detallados a su central; anticipará fallos en sus sistemas solicitando sustitución de piezas o revisiones técnicas específicas mientras sube y baja por los pisos de un rascacielos a petición de las personas que pulsan los botones, abriendo y cerrando sus puertas automáticamente; aprenderá a ser más eficiente para usar la energía, para tardar menos tiempo, pero también hablará con el resto de ascensores del edificio, y con las escaleras mecánicas, y se «entretendrán» en observar  cuánta gente entra, o sale, en cada planta, en cada momento, y observarán a sus pasajeros y calcularán con mucha precisión de qué peso, de qué altura, de qué género, de qué edad, de qué costumbres son; podrán saber y podrán predecir cuánta gente hay o habrá en cada planta en cada horario, según el día de la semana, cómo se ven afectados estos patrones si se toman decisiones en el edificio. Si este edificio es un centro comercial, podrá servir para optimizar las ventas. Si este edificio es de oficinas, probablemente también tendrá contadores de personas en salas de reuniones, optimizará cómo se gasta energía en climatizar, en limpiar las oficinas, en aprovechar mejor las instalaciones según la cantidad de personas que lo utilizan en cada momento. Lo lógico es que estos edificios nos empiecen a hacer recomendaciones y nos propongan escenarios que podamos simular y que permitan optimizar los horarios, o la distribución de la actividad, o mejorar los costes de mantenimiento o la eficiencia energética.

Nuestro coche.

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Nuestro coche, con un corazón cada vez más electrónico, no sólo nos mostrará la pantalla multimedia de última generación, monitorizará el estado de todos sus componentes, anticipará averías, guiará al técnico en la reparación o revisión y seguirá siendo cada vez más eficiente y barato de mantener, sino que  también tendrá información, muy codiciada por nuestro seguro o por muchas empresas, acerca de cómo usamos el coche, qué estilo de conducción tenemos, por dónde nos movemos, cuál es la ruta idónea, qué está haciendo el coche de 5 coches delante nuestro en un atasco o, al cruzarnos con otros coches, se intercambiarán con detalle el estado del firme que nos vamos a encontrar en los próximos kilómetros y que acaban de ser escaneados por el coche que venía en sentido contrario. En muy poco tiempo, el coche podrá llevarnos a cualquier sitio de manera autónoma porque, sin duda, será mucho más seguro que conduzca la máquina, que tendrá mucha más información, muchos más reflejos y mucho más control de la conducción. Los semáforos luminosos para humanos serán completamente prescindibles. Se evitarán mucho mejor los atascos. Desaparecerá el problema de «aparcar».

Los coches llevarán a nuestros hijos al colegio y luego se volverán a casa a esperarnos o nos irán a recoger al trabajo pasando previamente para que les carguen la compra. La ciudad cambiará dinámicamente sus reglas para que la circulación sea ágil, para que los parkings se utilicen de manera eficiente, para que la contaminación disminuya, aprenderá de lo que le digan los coches y los coches se adaptarán a lo que les digan los elementos de la ciudad. Cuando lleguemos con nuestro coche eléctrico, conectado, a la plaza de aparcamiento de la oficina, el coche negociará con el enchufe y decidirá si le interesa comprar electricidad o venderla a la ciudad si no la vamos a necesitar antes de volver a casa y producimos en casa más barato que el precio al que se compra en el barrio industrial, y en ese mismo momento se producirá la microtransacción económica que corresponda que, aunque sea de unos pocos céntimos, se hará de manera automática, porque las transacciones económicas tendrán un coste de transacción marginal y despreciable. Al dejar el coche en casa por la noche, el coche nos preguntará si nos parece buena idea que se vaya el solo a las 4 de la mañana a pasar la ITV del futuro porque ha visto en nuestra agenda que no queremos hacer nada a esa hora y que es la mejor hora para gastar menos energía en ir a la ITV.

Industria 4.0

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En nuestra fábrica 4.0 todas las magnitudes, de cada pieza, de cada máquina, de cada consumible, estarán monitorizadas en tiempo real. Se guardarán todos los datos para ver las curvas de evolución de desgaste, para hacer un análisis predictivo de cuándo hay que hacer un cambio de aceite, cuándo hay que cambiar una pieza, cuándo hay que parar un máquina para mejorar el consumo eléctrico, aumentar la producción, reducir los escasos stocks necesarios de consumibles (porque tendremos la capacidad de predecir su consumo) o los escasos stocks de productos generados (porque fabricaremos bajo demanda en tiempo real e incluso prediciendo la demanda).

Salud

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En nuestra salud, la revolución ya la vamos intuyendo… las cosas a «iotizar» son sensores y actuadores cada vez más diminutos capaces de monitorizar y compensar todo tipo de constantes vitales, concentración de sustancias en sangre o en el sudor, o en el estómago o de predecir cuándo se desequilibran los sistemas de nuestro cuerpo. Recordemos que la salud no consiste en otra cosa sino en el mantener el equilibrio de muchas variables en sus rangos adecuados, en los que la vida se desarrolla y en los que nuestros órganos están diseñados para autocompensarse; y que las máquinas y sistemas autónomos perseguirán contínuamente el restablecimiento de los equilibrios de todas esas variables ante variaciones producidas por enfermedades o accidentes. De esta forma, al igual que hoy el piloto automático de un avión compensa un sistema de guiado dinámico midiendo y controlando multitud de variables mientras va acercando el avión a la pista de aterrizaje, tendremos sistemas de monitorización vital que, en piloto automático, persigan restablecer los equilibrios para, de esa forma, proteger, alargar y mejorar nuestra vida.

No quiero extenderme con ejemplos en todos los sectores, de la gran industria, de las infraestructuras de producción y distribución de energía, de la agricultura, la logística, el comercio de distribución… No se trata de ser exhaustivos en imaginar todo lo que va a cambiar en cada sector porque simplemente el IoT lo va a cambiar absolutamente todo en una o dos décadas.

Tampoco quiero incluir aquí todas esas fotos e infografías futuristas e impactantes sobre de las cosas conectadas en la fábrica o en el hogar, porque simplemente cualquier ejemplo nos limita nuestra imaginación para pensar y redefinir lo que nos espera.

Al que le parezca que todas estas cosas nunca llegan, sólo tiene que mirar hacia atrás: sin duda nos fiaremos completamente de un coche que se conduzca solo al igual que hoy no entendemos que para subir al décimo piso tengamos que necesitar un ascensorista de uniforme para manejar el ascensor, nos dejaremos operar por una máquina programada para nuestra apendicitis, igual que hoy preferimos que las dioptrías del ojo las corrija automáticamente un láser y no un cirujano con muy buen pulso.

Estamos al principio de una gran revolución, de los objetos fabricados de manera personalizada, en el momento y lugar que sean necesarios, de objetos inteligentes que cuenten con toda la información del entorno necesaria para autorepararse, para adaptarse aprendiendo y mejorando de manera automática en función del uso que les demos.

Todos los objetos físicos podrán estar conectados con el resto de objetos del mundo y con centros de procesamiento inteligente que tendrán acceso a toda la información necesaria y de esta forma todos los objetos podrán ser extendidos con una identidad digital que los complemente y mejore. 

La conexión a Internet, a esa gran red donde encontrar toda la información y toda la capacidad de proceso que sea necesaria, hará que cualquier pequeño objeto, ya sea un sensor de humedad, una cerradura o un candado de bicicleta, una mochila, una señal de tráfico, un oso de peluche, un llavero, un bolígrafo… empiecen a parecer cada vez más inteligentes gracias a la versión digital que acompañará a todo objeto.

Utilizaremos la voz, o nuestro móvil, para preguntar a una mesa sobre sus características, sobre su fabricante, sobre su coste y el objeto (vía aplicación móvil o como sea, nos responderá con atributos, características…). En una tienda de muebles, le preguntaremos a un sofá (ya veremos si le preguntamos desde el móvil o desde las lentillas que sobreimpresionen información sobre lo que vemos) que si nos cabe en el rincón de nuestro salón o a un coche que nos guste y que esté aparcado en la calle que cuánto nos costaría su compra y mantenimiento anual para nuestro estilo de vida y conducción. Podremos comprar cualquier objeto que veamos, la ropa que llevan puesta los demás, un cuadro que nos guste de la recepción de un hotel, cualquier imagen de una revista o anuncio de televisión…gracias al reconocimiento de imagen y la conexión con el comercio electrónico del futuro. Nuestros hijos verán muy poco útiles esos objetos físicos que no tengan esa conexión o identidad digital que los complemente: será parecido a la sensación que hoy tienen nuestros pequeños cuando cogen una revista e intentan hacer zoom sobre una foto utilizando los dos dedos como hacen con cualquier imagen que ven en una tableta.

Hoy ya la impresora de casa se compra por internet sus propios cartuchos de tinta cuando se empieza a agotar si así lo hemos autorizado previamente. Pronto tendremos que revisar el presupuesto que damos a cada objeto para su automantenimiento pero también los objetos tomarán decisiones según el contexto para hacernos ahorrar o incluso hacernos ganar dinero (por ejemplo, si la regulación finalmente nos deja producir electricidad a partir del sol que cae en nuestro tejado, nos permite transportarla en la batería de nuestro coche, y venderla a la ciudad aprovechando el estacionamiento del coche mientras damos un paseo de compras por el centro).

Sólo espero que toda esa liberación de tareas y ese tiempo libre que tengamos gracias a los miles de objetos que nos rodeen dispuestos a ayudarnos o hacernos la vida más fácil nos deje algunos placeres sencillos e insustituibles que no requieran ser automatizados: espero que no mandemos un par de drones para que salgan de paseo con nuestros hijos y con nuestro perro con la misión de cuidar de la seguridad de los primeros y de lanzar el palo o recoger las cositas del segundo (alguien estará ya también pensando en esta aplicación del Internet de las cosas… marrones).

Es previsible también que aparezcan aplicaciones absurdas y noveleras para algunos pero que parezcan vitales y transformadoras para otros (como ese pañal que cuando siente la humedad envía un ‘wasap’ al padre o la madre, que supongo que podrá saltar del sofá de un brinco para cambiar el pañal al niño antes incluso de que el niño se encuentre incómodo y empiece a llorar, sin duda una disrupción para el hogar).

Lo que está claro es que todo está por hacer, por reinventar; que estamos ante una nueva era en la que podemos hacernos la vida más cómoda, más eficiente y económica, más saludable, más respetuosa con todos los demás y con el medio ambiente.

El momento que vivimos es especialmente emocionante porque dependemos cada vez menos de la disponibilidad de la tecnología necesaria, que ya está aquí, y más de la imaginación y del conocimiento profundo del ser humano que nos permita entender las necesidades que realmente queremos satisfacer.

My personal journey from IT to BIO from an investor point of view

Transcribo, más o menos, lo que fue mi ponencia en BioSpain2014 (Congreso internacional celebrado en Santiago de Compostela del 24 al 26 de Septiembre) donde fui invitado por Asebio para participar en una mesa redonda sobre “Financing Convergent Technologies”.

BioSpain 2014. September 26, 2014. 

My IT Career

23 years ago, I finished my studies in Telecommunication Engineers School at Polytechnic University of Madrid. In Spain this degree covers a mix of computer sciences, electronic and theory of information applied to communication problems.

Despite of studying two communication specialties; I’ve worked most of my career in software development. I became an entrepreneur and an employer, I studied an MBA… and right now, I own and run MediaNet Software, a company with more than 200 software engineers across three countries developing software for very large customers in the banking, telecommunication, energy, insurance, internet industry… MediaNet Software, will be soon a 20-year-old organization, and also the heart and beginning of some other spin-offs that sum up to other 100 specialized professionals in the IT field.

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Internet Investor

For the last 10 years, I founded, promoted and supported some other initiatives with a variety of Internet business models such as:Mercadeuda, matching offers and demand of commercial debt between companies; Ready4ventures, a platform to facilitate connections between investors and entrepreneurs; Centralia, a common market place for procurement and admin services for neighborhoods’ communities; Belbex, a B2B Real State networking platform.

Another company I cofounded was BuyVIP, an ecommerce platform with a particular business model, that today is known as “private sales”. This company grew in 5 years (2006 to 2010) from 0 to 100 M€ of revenue per year, operating in 7 countries and with more than 5 millions registered users and buyers. In November 2010, we sold BuyVIP to the world’s ecommerce leader Amazon.com

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Back to the University 20 years after

4 years ago, with a very solid background and experience as engineer, employer, entrepreneur and  investor, I decided to become a student again. I got back to academic mode to try finding new fields of knowledge to develop by joining a 2-year Master degree in Biomedical Engineering at my first University.

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The Master was a mix of several disciplines. Some of then like Molecular Biology, Anatomy, or Physiopathology… were very strange to me as well as fascinating. Others like Medical Informatics, or Artificial Intelligence seemed more familiar to me.

Some of the subjects were held at Biology School, other (like biomechanics) at Industrial Schools, other like “new materials” at Civil Engineering School (known as Caminos, Canales y Puertos in Spain), other at Computer Science School….

Other subjects, such as Medical Imaging, Electromagnetic Fields effects, Biofotonic, Assistive Technologies, Biomechanics… were hold at the Telecommunication School where I studied 20 years before. In fact, some of the teachers were the same professors I had two decades before.

What is even more amazing is that, the same professors, still use almost the same mathematics, before focused on a problem of multiplexing information for communication through a wire, now focusing on a new algorithm design for a Computed Tomography or Magnetic Resonance Medical Imaging Acquisition.

The same machine learning patterns that before were used to control or guide a vehicle across a road, now are used to try to build an artificial pancreas to control the right level of insulin or glucose.

The same software of simulation that before we used to calculate the load or throughput of a electronic system, is now use to simulate virtual cells fighting with a virtual bacteria infection…

Practically the same technology used in the 80s and 90s for semiconductor design, is now the base for biosensors, and the technology designed for ink-printers 30 years before were the starting point for the design of CGH (comparative genomic hibridation) arrays for DNA studies.

The massive sequencing of genes is not possible without new informatics and big data approaches and, in fact, are similar to map-reduce philosophy used some years ago for crawling the web with algorithms like Google Search Engine.

Why we can address now bigger goals with the same technology?

Compare the titles of my Final Project in Telecommunication Studies in 1992: “Using of Neural Networks for guiding robots” with the new Final Master Thesis in 2013: “Using complex network theory for analyzing MEG (magnetoencephalography) signals of hyper sensible patients to the Electromagnetics fields”

The Moore Law we saw in IT for many years, has enabled to use computer science first, for simple problems such as accounting, banking systems, to more complex problem for example with scalability challenged introduced with Internet, and now we are daring with Health and Medical disciplines: from helping us at micro simulation of physics of atoms designing new molecules before testing them with real molecules and chemical reactions, or to understand macro models of how spreads a particular epidemic or how to extract useful information and knowledge for all the medical patient records in, not only in a Hospital Information System, but also in a whole Public Healthy System or even in massive worldwide clinic studies.

And that Moore Law in IT is nothing compared with the speed we saw the last 10 years of the DNA sequencing race (for example) where we can find out a quadratic exponential law.

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BioEngineers are mixing the electronic with the chemistry and so they are combining both improvements adding the power of Moore Law with other biological exponential laws that finally yield in a double exponential progress.

Is now the right moment for VCs to invest in these new raising bio-ventures?

Nowadays, at the pure Internet sector, where I come from, there is a lot of money in Spain for investing in new projects (about 1 billion euros of Family Offices, VC, and different kinds of Business Angels).

Although there are many Internet ideas of business plans fed by the apparent low entry barriers of internet technologies, by the interest of promoting self employment and also, because the entrepreneur fever encouraged in business schools, etc…  However, there are only a few interesting business project to investi on: not from the viability of the business but from the investor and probability of the return of investment point of view.

In my humble opinion, during these last two years, I’ve been actively seeking more projects in some specific BIO subsectors, where I believe there is a better opportunity for investing.

So, I founded and funded HealthyTech, as a private fund to invest on some earlystage projects related with biomedical tecnologies, bioTIC, bioinformatics, and so. During last 2 years, I’ve invested on 2 projects for a total capital near to half a million euro.

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One of then is MedimSight, offers the power of cloud computing for processing medical imaging diagnoses. I think in next 10 years, having a MRI or CT equipment without the cloud processing offered by a service company like MedimSight, would be equals to having today a computer without an internet connection.

The second one is NIMGenetics, a well consolidated spanish company that’s leading the medical diagnosis with genetic tests. The company has recently closed an increase of capital round of more than 1 million euros in order to address properly its plans for international business development.

Different criteria for evaluating Internet and Bio investment opportunities

Coming from Internet ventures, you have to adapt the metrics and priorities of some parameters for the evaluation of investments.

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For example:

– The timing is different: internet times are faster…in a internet ecommerce project you know if the business model run or not in one only or two years. The same for obtaining the comercial ratios of capturing new customers…

– The entry barriers. Here, you need a knowhow and a team that you have to build up with several years. Meanwhile, at internet ventures, the entry barriers are very low. Practically, everyone come build a business model, powerpoint style, in a long weekend or as a practice exercise finishing your favourite MBA.

– The competitors. Because the low entry requirement for new competitors in the internet, you can discover 3 new competitors with your successful idea and business next week. However, as much as you need to start a business model an this sector, as much as you can take advantage of your specific knowhow compare with the abilities for your new competitor that probably you have been following for some months or years across the scientific congress  or publications of the research group behind the new initiative.

– The IP (Intellectual Property) or Patents are now valuable of have a reduced value at the Internet models where the key factor, the more important driver is critical mass and ability to speedy execute the deployment of strategies for capturing the more market share as possible.

Mixing all this different variables, I believe that the good news for this sectors venture investments is that, if your have a differential knowhow, a team focused on business, a mix of Scientifics and managers that speak the language of money… your investment can reach good multipliers (such as internet biggest projects) but, more important, the probability of multiply your investment by 0 (Zero) is quite small here than in the next fashion social network you can imagine. So, the total return, averaged by all your portfolio, I guess that could be better at Biotech than at the Internet Startups

BioEconomy BigOpportunities?

Studying the last centuries and last years of economic revolutions, we see the best opportunities during periods when, a new technology offers an exponential growth during some decades.

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I believe that, investing in BioTecnology, BioInformatics, BioPharma, BioMedicine, BioEconomy or BioEverything for the coming decades, is like investing in microelectronics in 60s,  in microcomputers in 80s or Internet at the beginning of this century.

I hope so! ;-)

PD: Thanks to my editors :-), @enriquegoizueta and @eliavallejo, for their help preparing this post.

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Esta tarde vuelvo a ser coFundador de BuyVIP

Esta tarde (26 de febrero) me han pedido que participe en una mesa redonda en el Satelec 2014 de mi escuela ETSIT de la UPM.

Como casi siempre que me llaman de mi Escuela, procuro participar y ayudar, incluso si es para hablar de emprendimiento (para lo que ya hay tanta gente tan bien preparada para hablar) ;-)

Cuando veo que siguen eligiendo el título de co-fundador de BuyVIP como primer resumen de mi experiencia, pienso que nunca me libraré del «efecto Luke Skywalker» (el actor que interpretó este papel en StarWars nunca más pudo trabajar en ningún otro papel en cualquier otra película). :-D

Acabo de publicar en http://www.medianet.es/medianet-y-buyvip-play-sam/ un pequeño resumen de este caso de éxito que no fue un éxito mío sino de toda mi empresa www.medianet.es y de otros socios. En MediaNet llevamos 18 años trabajando muy duro en diversos proyectos y donde ya nos estamos preparando para la «próxima canción del verano».

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El poder del «sueldo emocional»

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¿Conocéis a alguien que últimamente haya dejado un trabajo bien pagado para «hacer algo que le gusta»?

¿Os habéis encontrado con alguien que ha pedido una excedencia en su trabajo para poder «cambiar de aires»?

¿Os parece lógico que haya gente prejubilada prematuramente que quiera trabajar, aunque sea con un sueldo simbólico, para seguir aprendiendo, para tener un reto intelectual, para contagiarse de un equipo entusiasta con una idea?

¿Habéis encontrado alguna vez un amigo que ha dejado su jaula de oro en algún trabajo para volver a ponerse a prueba, a retarse a sí mismo?

¿Te parece ciencia ficción que alguien deje un trabajo seguro en los tiempos que corren?

Afortunadamente, por mi trabajo, tengo la suerte de estar rodeado siempre de colaboradores, clientes y amigos que no tienen miedo a cambiar de trabajo porque creen firmemente que la seguridad profesional no se consigue aferrándose a supuestas conquistas profesionales sino precisamente poniéndose a prueba en todo momento, manteniéndose al día como mejor estrategia de mejora y supervivencia.

Y cada vez más, parece que precisamente este tipo de gente, que no le tiene tanto miedo al cambio, al reto, al aprendizaje continuo, a abandonar un supuesto status de seguridad y reconocimiento, son precisamente quienes, cuando cambian de trabajo, menos importancia dan a su próximo sueldo.

Y es que, siguiendo la didáctica pirámide de Maslow, pareciera que el trabajo sólo debe aportarnos dinero y éste ser meramente el medio para cubrir las necesidades básicas de los primeros escalones de dicha pirámide.

Pero el trabajo, al igual que la familia, o la educación, o el ocio, son ejes transversales que todos ellos contribuyen en cualquiera de los escalones de nuestra jerarquía de necesidades.

El trabajo, además de dinero, nos aporta (o no) amigos con los que compartimos mucho tiempo de nuestras vidas; nos aporta (o no) la sensación de pertenencia a un proyecto o una identidad común; nos hace identificarnos (o no) con valores profesionales y personales; nos hace crecer (o no) hacia un objetivo profesional en el que queramos vernos dentro de unos años (o no).

Por ello, cada vez más gente, cuando define un siguiente paso profesional, relativiza su retribución económica respecto a otras formas de retribución: retos intelectuales, proyectos interesantes por su contenido o por su impacto en los demás, gente de la que rodearse para aprender y con la que complementarse; ambiente y estilo de trabajo; libertad y autonomía para dar nuestro toque personal al trabajo que hacemos…

Si vemos las 4 empresas de mayor capitalización bursatil en USA en este momento, veremos que 3 de las 4 están basadas en conseguir atraer, retener, motivar a «gente con talento». Y que lo que vincula a esta gente con talento con la empresa es la existencia de otra gente con talento y de proyectos y entornos pensados para desarrollar dicho talento.

Como empresa de la nueva economía del siglo XXI, cuando quieres tener a los mejores «cerebros de obra» y no «mano de obra» y sólo tienes dinero para ofrecer estás empezando a entrar en problemas. En mi sector (ingeniería, software, etc) tengo más que comprobado que los proyectos salen bien exclusivamente por tener a gente con capacidad y con compromiso. La personas con mayor capacidad no se «reclutan» si no que se convencen gracias a otra gente con talento. Y el compromiso «no se compra» sino que se construye, como las emociones, por contagio.

Por eso, las empresas pequeñas o medianas tenemos una enorme oportunidad sobre las grandes en este momento y todos los días vemos ejemplos de sectores que se remodelan destronando a grandes jugadores por la iniciativa de alguien «pequeño».

Mirad donde lleva a cualquier gran empresa confundir a las personas con recursos. Probad a reclutar personal experto en tecnología utilizando el modelo «superlopez» de la compra de suministros.

Y es que los pequeños y los medianos ;-) todavía tenemos «alma» de empresa, somos capaces de compartir con nuestros colaboradores (o trabajadores) proyectos en común, proyectos a la medida de lo que todos queremos construir…y podemos pagar a todos nuestros colaboradores mucho más que la competencia gracias a una moneda (emocional) que se cultiva y se desarrolla en organizaciones con ideales y que desgraciadamente escasea enormemente en las grandes corporaciones.

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Kids Beating Asthma entre las top10 Apps

Kids Beating Asthma entre las top10 Apps sanitarias.

Votanos en http://www.redaccionmedica.com/#top10 @juliomayol @iclinicomadrid @medianet

Visto en el #CASEIB12. Nuevas Tecnología

Visto en el #CASEIB12.

Nuevas Tecnologías en la Ingeniería Biomédica: TEMAT: Tissue Engineering Interfaces and Material Sciences; CELLT: Cell Therapies for Repair and Replacement; REMOD: Regulatory Moleculs and Delivery Ssytems; IMONIT: Imaging, Modelling and Monitoring of Regeneration.
Dejemos de llamar Nuevas Tecnologías simplemente al «uso» de ordenadores, Internet o del móvil

Me gusta la actualización a 4.1.1 del Sa

Me gusta la actualización a 4.1.1 del Samsung Galaxy III

Cliente BBVA acuerdo con Google Enterprise

(via Bobby Mohanty <bobby.mohanty@medianet.es> )


Our client has signed a 1 year deal with GOOG and about 110.000 of its employees in more than 26 countries will start using Google Apps (about 35.000 of them in España).
 Their official announcement is below.
Also you may find it of interest to note that «…BBVA’s operating costs rose 9.9 percent in the first nine months of 2011 from the same period a year earlier.»

BBVA: Migración a Google

Gracias por la noticia Cesar. Se podría decir que siguen nuestros pasos pero a lo bestia ;-) y que nuestro granito de arena habremos puesto en la prescripción.

(nosotros en Medianet solo con 200 cuentas / empleados pero desde hace ya 3 años)


Google Enterprise y BBVA anuncian la firma de un acuerdo para la adopción de Google Apps en la entidad.

Tras la firma del acuerdo, más de 35.000 colaboradores de BBVA en España comenzarán a utilizar todas la herramientas de comunicación y colaboración integradas en la suite de Google Apps: Gmail con el chat de Google, Google Calendar, Google Docs, Google Groups, Google Sites, Google vídeos y mucho más.

Se espera que a lo largo de 2012, los 110.000 empleados de BBVA distribuidos en más de 26 países, migren a los sistemas de Google.

A través de esta solución, BBVA busca incrementar su eficiencia, dotando a sus empleados de las herramientas de comunicación y colaboración más avanzadas. Asimismo, Google Apps facilitará la colaboración entre los diferentes profesionales del banco, independientemente del área geográfica en la que estén.

Este aspecto es esencial para impulsar la innovación en un grupo financiero tan global como BBVA.

La nueva intranet global de BBVA es el proyecto principal que va a potenciar y transformar el uso de todos los entornos colaborativos de Google. Así, pasa de ser un espacio corporativo de comunicación y de procesos de gestión interna a convertirse en el lugar común de trabajo de todos los empleados donde compartir, colaborar y gestionar el conocimiento de forma global. Además, se creará la primera red social de empleados BBVA, que mejorará la comunicación y explorará nuevas formas de trabajo.

“Lo que buscamos es apoyarnos en la tecnología, no sólo para hacer las cosas más rápido, sino de forma totalmente diferente a como se hacían hasta ahora”, afirma José Olalla, CIO (Chief Information Officer) de BBVA. “La suite de Google, integrada con nuestras herramientas de colaboración propias, nos permitirá poner en marcha una nueva forma de trabajo, en la que el empleado tendrá toda su información a un clic, independientemente del lugar donde esté, ofreciéndole posibilidades de colaboración muy avanzadas”.

Gracias a la tecnología del cloud computing, los trabajadores de BBVA podrán tener más flexibilidad y movilidad y experimentarán nuevas formas de trabajar con terceros. Así, podrán acceder a su información desde cualquier lugar o dispositivo con conexión a internet y así, por ejemplo, trabajar desde cualquier lugar del mundo. Esto, además, se traduce en un aumento de la productividad gracias a la efectividad que ofrecen las herramientas de colaboración de Google. Por ejemplo, Google Talk, Sites y Docs permiten comunicarse y trabajar de una forma nunca antes conocida. Gracias a Google Docs varias personas pueden colaborar en un mismo documento, por lo que se acabó la engorrosa tarea de tener que adjuntar en un correo todos los documentos y unificar las distintas versiones.

“Hemos notado cómo en los últimos años empresas de todos los tamaños, incluyendo empresas con decenas de miles de usuarios, están abrazando la tecnología del cloud computing. Para nosotros, el hecho de que BBVA, una de las entidades financieras más importantes del mundo, decida dar el salto a Google Apps refuerza la estrategia de Google en apostar por la nube. Esto demuestra que trabajar en la nube es ya una realidad y nadie se quiere quedar fuera de ella. Las principales compañías ya están cambiando la forma en la que ven esta tecnología y se están dando cuenta del potencial que estas soluciones tecnológicas pueden aportar a la hora de transformar su negocio” comenta Sebastián Marotte, vicepresidente de Google Enterprise EMEA (Europa, Oriente Medio y África).

Tras la firma de este acuerdo, BBVA se suma a los más de cuatro  millones de clientes a escala mundial que han visto en las soluciones empresariales de Google una oportunidad de abrazar el cambio tecnológico y abrir las puertas a la constante innovación, colaboración y sobre todo, ahorro en costes.